Me masturbé mientras mi vecino me miraba
Vivo en un complejo de casas, tipo dúplex, una pegada a la otra. Tengo vecinos a ambos lados, lo cuál es bastante tedioso, porque una no puede poner la tele un poquito alta que ya se quejan en el consorcio de que molestas. Ah, pero los caniches de mi vecina pueden ladrar todo el santo día que no pasa nada.
Cómo siempre estaba sola en la casa, era noviembre y estaba haciendo mucho calor. Cómo hace años que no salgo a ningún lado de vacaciones porque el rata de mi marido no gasta un peso en "boludeces" como esas, decidí empezar a tomar sol en el patio, aunque sea que esté un poco bronceada.
Me puse la bikini, preparé la toalla dónde me iba a acostar, el bloqueador solar (porque soy blanquísima) y una botella de agua. Estiré la toalla sobre el césped, me quité la ropa y me puse el bloqueador.
Luego de unos minutos me percaté que alguien me estaba observando... Era mi vecino, Lautaro, un chico joven, alto, atractivo, muy amable que siempre me saludaba cuando me veía. Acababa de llegar de clases, por lo visto, porque tenía el uniforme cuando lo ví en la ventana, mirándome mientras yo seguía tomando sol.
Me percaté que algo estaba haciendo con su mano, porque su brazo se movía. Era evidente que se estaba pajeando mientras me miraba... Reconozco que me excité mucho, principalmente porque me gustan los jovencitos de su edad, son como una máquina llena de semen, que necesitan descomprimir a cada rato. Decidí darle algo más para sus recuerdos. Me senté, haciéndome la boluda de que no me había enterado que estaba ahí, viéndome, y con lentitud y seducción, me saqué la parte de arriba del bikini.
Tomé más bloqueador solar y me tiré un chorro sobre las tetas, como si fuese un lechazo en ellas. Me las unté despacito, masajeándolas, acariciando mis pezones, jugando con ellas, moviéndolas... Me volví a acostar mientras seguía tocándome... Pero esta vez iba más y más abajo... Acaricié mi estómago, la parte de abajo del bikini, me estimulaba sobre la tela, mientras yo sabía que Lautaro seguís mirándome, pajeándose conmigo...
Fui más allá y me desnudé completamente. Pasé mis dedos por mis labios vaginales, por mi clítoris, estaba muy mojada. Cómo me hubiese gustado invitarlo a mi casa y decirle que me coja, que me la chupe hasta dejarla hecha una sopa. Pero no podía, así que me contenté con darle un espectáculo mientras yo me imaginaba sus manos en mi cuerpo.
Me metí los dedos en la concha mientras gemía y suspiraba. Levanté un poco la vista sin dejar de fingir que no sabía que estaba ahí. Lautaro seguía en la ventana, moviendo su brazo frenético... Tenía la cara roja mientras gemía y resoplaba. Quería hacerlo llegar... Quería que largue su leche pensando en mí, que pinte las paredes de su dormitorio de un lechazo.
Me empecé a tocar más rápido, secretamente lo miraba a los ojos a través de mis anteojos... Acabé yo primero y luego ví que acabó él, se notó por cómo respiraba...
Escuché que su mamá lo llamaba. La cara que puso fue espectacular, como diciendo "que vieja molesta". Antes de ir a ver qué quería su mamá, me dedicó una última mirada y se fue.
Hasta el día de hoy me saluda con una sonrisa, como si nada hubiese pasado, pero yo sé que se toca pensando en mí. Repito eso siempre que el clima lo permita, ojalá algún día me confiese lo que hace y lo pueda invitar a mi casa.
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