Por fin me cogí a mi vecinito - Parte final
El gemido que dejó salir Lautaro cuando lo metí dentro mío fue de lo más delicioso. Empecé a moverme lentamente para poder percibir, milímetro a milímetro, cada parte de esa pija rica que tenía dentro mío. Los ojos del pendejo se iban para atrás mientras yo seguía moviéndome. Le puse las manos en mis pechos desnudos para que los acaricie, los manoseé como el quisiera... Me cagaba de gusto tenerlo dentro mío, escucharlo resoplar y gruñir con esa voz gruesa tan varonil... Estaba mojada como hacía mucho tiempo no estaba... Era la primera vez que tenía un pebete de 17 debajo mío, y se sentía tan rico que, en ese momento, así viniera Henry Cavill con la pija dura, no cambiaba esa verga joven y resistente por nada del mundo. Si yo no estaba moviendo las caderas contra las suyas, Lautaro estaba penetrandome debajo mío, moviéndose frenético, haciendo fuerza con su estómago marcado mientras yo arriba solo podía gemir y gritar de placer. Lo usé como quise: le chupé los dedos para excitarme, lo b